En el contexto educativo, la tificación y clasificación de las faltas disciplinarias escolares constituye un elemento esencial para garantizar la convivencia armónica, el respeto mutuo y el desarrollo integral de los estudiantes. La escuela no solo es un espacio de aprendizaje académico, sino también un entorno donde se forman valores, actitudes y comportamientos éticos.
La identificación clara y precisa de las faltas disciplinarias permite establecer normas de convivencia coherentes, mecanismos de prevención y estrategias pedagógicas adecuadas.

Además, el debido proceso en la aplicación de sanciones asegura el respeto por los derechos de los estudiantes, tal como lo exige la legislación educativa colombiana y los principios de la Ley 1620 de 2013, que promueve la convivencia escolar y los derechos humanos.
En este artículo exploraremos de manera detallada qué son las faltas disciplinarias, cómo se tipifican y clasifican, cuáles son sus implicaciones en la vida escolar y qué estrategias pedagógicas pueden emplearse para prevenirlas y abordarlas de forma constructiva.
Conceptos básicos
Definición del tema
La tificación de faltas disciplinarias escolares se refiere al proceso mediante el cual una institución educativa identifica, describe y categoriza los comportamientos o acciones de los estudiantes que vulneran las normas establecidas en el
Manual de Convivencia Escolar.
Por su parte, la clasificación de las faltas disciplinarias implica organizar dichas conductas según su gravedad, frecuencia, intencionalidad o impacto en la comunidad educativa. De esta manera, las faltas se dividen comúnmente en leves, graves y gravísimas, cada una con procedimientos y sanciones específicas.
Autores como Tenti Fanfani (2010) destacan que la disciplina escolar no debe concebirse como castigo, sino como un proceso formativo orientado a la autorregulación y la convivencia. En este sentido, la tipificación no busca reprimir, sino promover la reflexión, la reparación del daño y el fortalecimiento del tejido social escolar.
Importancia en la vida escolar y profesional
Comprender y aplicar correctamente la tipificación y clasificación de las
faltas disciplinarias escolares es fundamental por diversas razones:
Garantiza el debido proceso: los estudiantes tienen derecho a ser escuchados y a conocer los criterios mediante los cuales se valora su conducta.
Promueve la equidad y la justicia escolar, evitando decisiones arbitrarias o discriminatorias.
Fortalece la convivencia escolar, al establecer límites claros y fomentar la responsabilidad individual y colectiva.
Previene conflictos y violencia escolar, al ofrecer
herramientas de intervención pedagógica.
Según Bernal (2018), una correcta gestión de la disciplina contribuye a crear un clima escolar positivo, mejora el rendimiento académico y fortalece los vínculos entre estudiantes y docentes.
Marco normativo de las faltas disciplinarias escolares
La tipificación y clasificación de las faltas disciplinarias debe sustentarse en la legislación educativa vigente, especialmente en Colombia.
Ley 1620 de 2013 y Decreto 1965 de 2013
La Ley 1620 de 2013, que crea el Sistema Nacional de Convivencia Escolar, establece que cada institución educativa debe adoptar un Manual de Convivencia en el que se definan las conductas que constituyen faltas, así como los procedimientos para su atención.
El Decreto 1965 de 2013 reglamenta esta ley y detalla los principios del debido proceso escolar, la mediación y la reparación del daño.
Constitución Política de Colombia (Art. 67)
Este artículo consagra la educación como un derecho y un servicio público, con la finalidad de formar al ciudadano en el respeto a los derechos humanos, la paz y la democracia. Por ello, cualquier medida disciplinaria debe tener un carácter pedagógico y formativo, no punitivo.
Otras normas relacionadas
Ley General de Educación (Ley 115 de 1994): promueve la formación integral y la convivencia democrática.
Decreto 1075 de 2015: establece la normatividad unificada del sector educativo.
Código de Infancia y Adolescencia (Ley 1098 de 2006): garantiza la protección de los derechos de los menores en procesos disciplinarios escolares.
Clasificación de las faltas disciplinarias
La clasificación más común de las faltas se basa en su gravedad y en las consecuencias que generan dentro del entorno escolar.
1. Faltas leves
Son aquellas conductas que alteran mínimamente la convivencia o el cumplimiento de las normas institucionales, pero no representan daño significativo a terceros.
Ejemplos de faltas leves:
Llegar tarde a clase sin justificación.
No portar correctamente el uniforme.
Hablar durante las clases o interrumpir la enseñanza.
No entregar trabajos en los plazos establecidos.
Estrategias pedagógicas para abordar faltas leves:
Diálogo reflexivo con el estudiante.
Registro de observaciones en el acompañamiento pedagógico.
Llamado de atención verbal o escrito.
Acuerdos de mejora.
Según López (2020), las faltas leves deben tratarse como oportunidades educativas para reforzar la autorregulación y la empatía.
2. Faltas graves
Son aquellas conductas que afectan de forma significativa la convivencia, el bienestar de otros o el ambiente de aprendizaje.
Ejemplos de faltas graves:
Agredir verbalmente a un compañero o docente.
Dañar intencionalmente bienes de la institución.
Falsificar firmas o documentos.
Desobedecer de manera reiterada las normas del colegio.
Posibles medidas disciplinarias:
Compromiso escrito de cambio de conducta.
Suspensión temporal de actividades académicas.
Reunión con padres o acudientes.
Actividades de reparación simbólica.
En palabras de Piñuel y Oñate (2006), las faltas graves deben abordarse desde la intervención educativa restaurativa, buscando no solo sancionar, sino también reparar y prevenir futuras reincidencias.
3. Faltas gravísimas
Corresponden a acciones que vulneran derechos fundamentales, generan daño físico o psicológico severo o afectan gravemente la integridad institucional.
Ejemplos de faltas gravísimas:
Agresión física grave.
Consumo o distribución de sustancias psicoactivas dentro del colegio.
Acoso o abuso sexual.
Robo o vandalismo intencionado.
Amenazas contra la vida o integridad de miembros de la comunidad.
Sanciones posibles:
Cancelación de matrícula, previa garantía del debido proceso.
Remisión a autoridades competentes (ICBF, Policía de Infancia y Adolescencia).
Acompañamiento psicológico y orientación familiar.
Estas faltas exigen protocolos institucionales claros, sustentados en la normatividad nacional y en un enfoque de protección de derechos.
Procedimiento disciplinario y debido proceso escolar
Toda medida disciplinaria debe respetar los principios del debido proceso escolar, entre ellos:
Presunción de inocencia.
Derecho a la defensa y a ser escuchado.
Gradualidad en las sanciones.
Proporcionalidad y razonabilidad de las medidas.
Enfoque pedagógico y restaurativo.
El Manual de Convivencia es la guía fundamental para aplicar estos procedimientos, los cuales deben contemplar fases de identificación, investigación, valoración y resolución del caso.
Estrategias pedagógicas para la prevención de faltas disciplinarias
La prevención es el pilar más importante en la gestión de la convivencia. Algunas estrategias eficaces incluyen:
1. Educación emocional y en valores
Implementar programas de **educación socioemocional** fortalece la empatía, la autorregulación y el manejo de conflictos.
2. Mediación escolar
Capacitar a estudiantes y docentes como **mediadores** ayuda a resolver conflictos antes de que escalen.
3. Proyectos de convivencia y ciudadanía
Los proyectos integradores de convivencia, como el “Día del buen trato”, fomentan la cultura del respeto y la participación.
4. Intervención interdisciplinaria
Involucrar al equipo de orientación escolar, psicólogos y trabajadores sociales permite abordar las causas de las conductas disruptivas.
5. Comunicación familia–escuela
La participación activa de los padres refuerza el acompañamiento y la coherencia educativa.
Ejemplos prácticos y estudios de caso
Estudio de caso 1: falta leve convertida en oportunidad pedagógica
Un estudiante de séptimo grado interrumpe constantemente las clases. En lugar de sancionarlo con expulsión temporal, el docente implementa una **estrategia de reflexión guiada**, donde el estudiante identifica las consecuencias de su conducta y propone mejoras. Resultado: el estudiante mejora su participación y asume liderazgo positivo.
Estudio de caso 2: manejo restaurativo de una falta grave
Dos estudiantes se agreden verbalmente en redes sociales. El comité de convivencia propone una **mesa de mediación**, donde ambos dialogan y acuerdan acciones de reparación. Se promueve la empatía y se evita la escalada del conflicto.
Beneficios y resultados esperados
La adecuada tipificación y clasificación de las faltas disciplinarias escolares produce múltiples beneficios:
Mayor claridad normativa y transparencia en los procesos.
Disminución de conflictos y actos de violencia escolar.
Fortalecimiento del liderazgo docente en la gestión de la convivencia.
Promoción del respeto y la autorregulación.
Mejora del clima institucional y de los resultados académicos.
La convivencia pacífica, según UNESCO (2015), es un componente esencial de la educación para el desarrollo sostenible y la ciudadanía global.
Conclusiones
La tificación y clasificación de faltas disciplinarias escolares es una herramienta clave para la formación integral y la convivencia democrática dentro de los centros educativos. No se trata solo de categorizar comportamientos, sino de construir un sistema justo, educativo y restaurativo que respete los derechos humanos y fomente la responsabilidad.
Las instituciones deben actualizar sus Manuales de Convivencia de acuerdo con la legislación vigente, capacitar a los docentes en mediación y justicia restaurativa, y promover la participación estudiantil en la construcción de normas colectivas.
En definitiva, la
disciplina escolar debe entenderse como una acción pedagógica orientada a la reflexión, la reparación y el crecimiento personal, no como una simple aplicación de castigos.